Hace unos días un amigo me preguntaba por el violinista que tocando en el metro de Washington, fue ignorado por casi la totalidad de los viandantes. Yo recordaba la noticia e investigando unos minutos por Google la encontré sin problemas. El violinista en cuestión, Joshua Bell, participó de un experimento consistente en ver cuánta gente era capaz de apreciar a uno de los mejores violinistas del mundo, tocando un Stradivarius "Gibson ex Huberman", en el metro de la capital norteamericana. Para ello colocaron cámaras y grabaron a los usuarios del metro. El resultado fue tan llamativo como triste: sólo una mujer, que reconoció al violinista, se paro a escucharlo y saludarlo sorprendida. Releyendo la noticia y más allá de cuestionar los conocimientos musicales de la sociedad podemos preguntarnos lo siguiente ¿qué podemos esperar de una sociedad en la cual el ritmo de la vida diaria hace que la gente sea incapaz de apreciar el arte? ¿tenemos tiempo para sentir? ¿queremos sentir?.
Participa en las audiciones
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Participa en las audiciones. Manda una música de cine, clásica o flamenco
que quieras que se incluya en la lista para estudiar en clase y podrá ser
añadi...
Hace 2 años
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ResponderEliminarLa capacidad de sentir, de vivir emociones ( y el arte no es más que la representación de éstas) nos conecta con la esencia de la vida. Nos da sentido como seres humanos, nos compromete con el mundo en el que vivimos.
ResponderEliminar(Continuación)
ResponderEliminarPero lo más importante es que nos proporciona gran parte de nuestra identidad como individuos. Es decir, sentir es ser.
Es curioso, sin embargo que nuestra sociedad conceda a esto tan poca importancia.
(Continuación)
ResponderEliminarVivimos inmersos en una rutina cegadora, demaiado ocupados siempre, demasiado faltos de tiempo. Ni siquiera tenemos tiempo de sentir. Por eso no podemos admirar, que no es más que volver a sentir lo que ya sintió otro. Mi pregunta es, en estas circunstancias, ¿seremos entonces capaces de SER?
Decía Lorca q él trabajaba para vivir y no vivía para trabajar. Actualmente casi todos viven para trabajar... y eso no es vivir, no es ser. Estoy totalmente de acuerdo contigo Noemí.
ResponderEliminarPienso que todos debemos hacer un esfuerzo para que nuestra voluntad de sentir (y por tanto vivir) sean más fuertes que la apatía y el cansancio fruto de la rutina.
En una sociedad de consumo, el packaging es fundamental: el envoltorio nos hace comprar o no un producto. Un violinista mediocre, con un violín mediocre, en un gran auditorio, con una novia modelo o actriz y colaborador de cantantes internacionales, no pasaría desapercibido en el metro. Las apariencias nos engañan, ya lo decía Platón. Julián.
ResponderEliminarSOLO UNA PALABRA! BRAVO!!!!
ResponderEliminarEXCELENTE! ME HA GUSTADO MUCHO ESTE POST.
Gracias Libre por tu Bravo y por hacerte seguidor/a de mi blog.Un saludo.
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