Con la llegada a la presidencia de EEUU del primer hombre de color se podría dar por inaugurada una nueva era en la democracia. Sin duda el mundo esta hoy de enhorabuena, no sólo por el logro de igualdad que supone su llegada sino por las esperanzas que se renuevan en una situación mundial como la actual. Pero mucho se ha dicho y más aun se dirá del nuevo presidente, por lo que no quiero hablar ahora de él sino de la democracia. Esa palabra con la que a muchos se les llena la boca pero que después no ponen en práctica. Afortunadamente en Occidente ya disfrutamos de ella desde hace años, pero siempre se ha dicho que no es perfecta, aunque sea el menos imperfecto de los sistemas. Ahora con las nuevas tecnología podemos mejorarla hasta puntos jamás conocidos y es de eso de lo que quiero hablar hoy. De cómo debe ser la nueva democracia, la que está por llegar.
Si la democracia se basa en que el poder reside en el pueblo, hacen falta dos cosas. Una es que el pueblo pueda decidir, es decir, que no sólo tenga fuerza un día cada 4 años, sino que cada día pueda tomar decisiones que le afectan directamente. La segunda es que para que el pueblo pueda decidir sabiamente debe estar bien educado e informado. Este es uno de los fallos que de siempre se le ha achacado a la democracia: el hecho de que el pueblo se puede equivocar. Por tanto para reducir el margen de error debemos contar con una población culta y bien informada. Conseguir todo lo anterior en niveles óptimos llevará tiempo pero se conseguirá. Y de los dos puntos que he mencionado quizás el más difícil de alcanzar es el de mejorar el nivel educativo de los ciudadanos. En cambio obtener mayor capacidad de decisión de los ciudadanos y mejor información de estos es algo que ya está a nuestro alcance. Para lo primero solo hace falta tener internet y un certificado digital que acredite nuestra identidad (firma digital), y que los gobernantes tengan en cuenta la opinión de sus ciudadanos a la hora de tomar decisiones, siempre y cuando esto no suponga que el sistema de gestión acabe siendo inoperativo. Se podrían dar plazos por internet para que los ciudadanos dieran su opinión, e incluso voto, sobre las decisiones que se van a tomar, etc. Para lo segundo (ciudadanos mejor informados) hace falta transparencia. Esta palabra, que tanto trabajo cuesta ver en las altas esferas, es en la democracia tan importante que sin ella todo el sistema pierde sentido. ¿De qué sirve votar si se hace engañado?. Es por ello que todos los organismos públicos e incluso muchos privados deberían tener la obligación de hacer público, de una forma clara y de fácil consulta, toda su gestión y funcionamiento, para así poder velar con rapidez y poder juzgar su buen hacer. Ahora internet permite manejar toda esa ingente información y ponerla a disposición del ciudadano casi a tiempo real (no un año después o más tarde). Para conseguirlo tan sólo hace falta voluntad política y exigencia ciudadana. Sin duda internet ayudará como nunca en la Historia a hacer que la voz de cada ciudadano alcance un valor jamás visto, consiguiendo cuotas de democracia nunca alcanzadas. ¿Cómo afectará esto al tradicional bipartidismo? De esto y de cómo mejorar la educación de nuestros ciudadanos podemos reflexionar en profundidad en próximas entradas.
Un saludo a todos.
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Hace 2 años