Creo que todos los jóvenes y no tan jóvenes tienen el derecho de manifestarse para pedir que no se recorte en educación y en sanidad, tal y como se está haciendo. Pero los actos violentos de gente sin educación cívica y que consideran que el mobiliario público no es de nadie y pueden destrozarlo desmovilizan a muchas personas que de otra forma saldrían a la calle.
Desde aquí animo a todos a seguir con las manifestaciones y a denunciar a todos aquellos que las revienten. Les animo a no dejarse utilizar por los políticos de izquierda que buscan un rédito electoral usando la desgracia ajena ni tampoco a escuchar los cantos de sirenas de los políticos de derechas que insisten en la inexistencia de los recortes. Nuestra democracia sigue siendo tristemente inmadura pero debemos cambiarla entre todos.