Hace unos días pude ver en la Fundación Cajasol de Sevilla la gran película de Stanley Kubrick "Senderos de Gloria". Tras la proyección, como siempre, un buen debate entre todos los asistentes donde, como es habitual tras este tipo de películas en las que se trata el tema de la guerra y sus consecuencias, se comentó la imposibilidad de acabar con esos dramas que asolan a la humanidad desde sus orígenes.
Yo me niego a pensar que es imposible acabar con las guerras, igual que me niego a pensar que es imposible hacer que la actitud de un alumno conflictivo cambie. Los pasos que me dispongo a exponer ahora son los que hay que seguir en este siglo XXI para conseguir progresivamente que los conflictos armados disminuyan y finalmente desaparezcan. Son los siguientes:
- Edúquese para acabar con las grandes desigualdades y por tanto con la pobreza. Solo desde la eliminación de las grandes desigualdades se puede aspirar a un verdadero pacifismo. Edúquese en la necesidad de compartir no por obligación sino por la convicción de que es lo mejor para todos y no solo para aquel al que se ayuda.
- Edúquese en la resolución de conflictos de forma pacífica y el rechazo al uso de la violencia, la cual solo genera más violencia. Tanto para este punto como para el anterior, el desarrollo de la empatía en la población es fundamental.
- Edúquese en el orgullo de ser ciudadano mundial por encima de ciudadano nacional. Una vez se avance en los dos puntos anteriores, elimínense progresivamente las fronteras. Seamos todos ciudadanos de un mismo gran país del que sentirnos orgullosos y donde vivir tranquilos. Si se puede tener el mismo nivel de vida viviendo en los Alpes que viviendo en el Congo o en Cancún, se acabaría con las migraciones por necesidad. Terminemos con la discriminación por razones geográficas. Sintámonos tanto o más ciudadanos del mundo como ciudadanos de nuestro pueblo o ciudad de nacimiento.
Es nuestro deber y responsabilidad conseguirlo ahora que estamos en un mundo más unido que nunca gracias a internet.